Alejandra va al ginecologo



Alejandra llegó al consultorio del ginecólogo temprano en la mañana. Había estado sintiendo algunas molestias en sus senos y decidió que era mejor prevenir que lamentar. Al saludar al doctor, notó que era un hombre joven y apuesto, lo que la hizo sentir un poco incómoda, pero decidió que tenía que ser valiente y seguir adelante con la consulta.

El médico comenzó con un examen mamario, presionando suavemente los senos de Alejandra y palpando para detectar cualquier anormalidad. Ella se sintió un poco nerviosa al principio, pero pronto se relajó al darse cuenta de que el doctor era muy profesional.

"¿Sientes alguna molestia o dolor cuando te presiono aquí?", preguntó el médico mientras le presionaba el área del pezón.

"No, no siento dolor, pero sí siento una sensación extraña", respondió Alejandra.

El médico continuó con el examen de los pezones, revisando su sensibilidad y aspecto. A Alejandra le resultó un poco incómodo, pero no podía evitar sentir un cosquilleo en su cuerpo mientras el médico la examinaba.

Después de eso, el médico procedió a realizar una mamografía. Alejandra sintió un poco de miedo al pensar en la máquina y cómo se verían sus senos, pero el médico la tranquilizó y le aseguró que no sería doloroso.

Mientras Alejandra estaba de pie en frente de la máquina, el médico le pidió que levantara los brazos y se inclinara hacia adelante. Ella hizo lo que le pidió y sintió la fría placa de la máquina presionando su seno mientras el médico la ajustaba para tomar la imagen.

Cuando el examen terminó, el médico le dijo que se sentara y esperara los resultados. Alejandra se sentía un poco nerviosa, pero estaba segura de que todo estaría bien.

"¿Todo bien?", preguntó Alejandra mientras el médico revisaba los resultados.

"Sí, todo parece estar bien. No encontré ninguna anomalía en tus senos o pezones", respondió el médico.

Alejandra se sintió aliviada y agradecida. Sabía que era importante cuidar su salud y estaba contenta de haber ido a la consulta.

Después de completar el examen mamario y la mamografía, el médico le indica a Alejandra que se acueste en la camilla y coloque los pies en los estribos. Él se pone los guantes y comienza a realizar el examen pélvico.

"Vamos a empezar con el examen de la vulva", dice el médico mientras abre los labios con sus dedos. "Muy bien, todo parece estar en orden aquí. Ahora voy a insertar un par de dedos para evaluar su cérvix".

Alejandra siente la fría sensación del metal del espéculo mientras el médico lo coloca dentro de ella y lo abre. "Respire profundamente y relájese", le dice el médico. "Voy a empezar a tomar muestras ahora".

Alejandra siente un poco de incomodidad pero se concentra en respirar profundamente y relajarse. El médico continúa tomando muestras y realizando el examen.

De repente, Alejandra siente una oleada de sensaciones en su cuerpo. Ella se sorprende y mira al médico, que está concentrado en su trabajo. No sabe cómo reaccionar y se siente un poco avergonzada.

El médico nota el cambio en la respiración de Alejandra y se detiene por un momento. "¿Está todo bien?", pregunta.

Alejandra se siente un poco avergonzada pero decide ser honesta. "Sí, lo siento, es solo que... no sé, es solo que se siente bien", dice ella con la voz temblorosa.

El médico sonríe y se quita los guantes. "No te preocupes, es completamente normal. A veces la estimulación puede desencadenar una respuesta fisiológica involuntaria", explica él.

Después de que Alejandra se recuperó de su orgasmo, el doctor le indicó que se acomodara en la posición fetal y que flexionara sus piernas hacia su pecho. Él procedió a lubricar su dedo y suavemente lo insertó en el recto de Alejandra.

Alejandra se estremeció ligeramente al sentir la presencia del dedo del doctor dentro de ella, pero luego se relajó y dejó que él continuara con el examen rectal. El doctor palpó suavemente sus órganos internos, asegurándose de que no había nada inusual.

A medida que el examen rectal continuaba, Alejandra comenzó a sentir un hormigueo en su entrepierna. Recordó el orgasmo que había tenido durante el examen anterior y se sintió avergonzada por lo que estaba sintiendo. Trató de mantener la compostura y no hacer ningún ruido que pudiera revelar su excitación.

Pero el doctor notó la tensión en el cuerpo de Alejandra y decidió ser un poco más atrevido. Comenzó a mover su dedo dentro de ella, presionando contra su punto G. Alejandra no pudo evitar gemir suavemente y su cuerpo se arqueó involuntariamente.

El doctor continuó estimulando su punto G y moviendo su dedo dentro de ella. Alejandra no podía contenerse más y tuvo otro orgasmo, más intenso que el anterior. Se sintió completamente vulnerable, pero también extasiada por la sensación de placer que recorría todo su cuerpo.

Después de un momento, el doctor retiró su dedo y le dio a Alejandra un paño para que se limpiara. Luego le explicó que le iba a insertar un supositorio para ayudarla a relajarse y evitar cualquier inflamación o dolor después del examen.

Alejandra asintió, aún recuperándose de su orgasmo. El doctor insertó el supositorio con cuidado y le dio algunas instrucciones sobre cómo cuidar su cuerpo en los próximos días.

Alejandra se sintió un poco mareada y confundida después del examen, pero también satisfecha. Se vistió y salió de la consulta, sabiendo que había tenido una experiencia que nunca olvidaría.

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