Los enemas de José
He recibido enemas desde niño, pues mi madre era adicta a ellas asi que cualquier enfermedad que yo tuviera recibia una. Así para mi también se transformo en una practica placentera primero y luego en algo indispensable.Ya adolescente, aprovechaba cualquier momento en soledad para aplicarme una, teniendo unos orgasmos espectaculares.
Luego la practica la fui distanciando a la par que salía con chicas, pero nunca la perdí. Me casé pero seguía practicando en soledad el uso de la cánula en mi culo entregado a ella.
Pero lo mejor me sucedió cuando leyendo avisos en el periódico encontré uno que ofrecía hacer enemas.Y era lo que yo quería. Entregarme a alguien para que me llenara mis intestinos de agua mientras yo permanecía sumiso. Asi conocí a José, quien vino con un bolso con las cánulas, recipientes, tubos y unos enormes consoladores. Me colocó sobre su regazo con mi culo hacia él y luego de lubricarlo y masajearlo me introdujo la cánula con movimientos tales que estimulaban mi próstata haciéndome sentir en el paraíso. Luego largó el agua y el placer fue total. Me entregué totalmente y fueron tres litros los que acepté. Fui al baño a despedirlos y a la vuelta me estaba esperando con una segunda enema que me excitó aun más. Me coloqué boca abajo y abrí las piernas levantando mi culo para entregárselo solicitamente mientras él lo lubricaba y metía dos dedos adentro. Por fin la tan ansiada cánula y el flujo del agua tibia que me hizo vibrar.
Sosteniendo la jarra con una mano se colocó delante mío para que yo le chupara la verga, cosa que hice con el mayor placer. Cuando la jarra se vació me sacó la cánula y dando una vuelta me penetró sintiendo el enorme placer de estar repleto de verga y agua. En otra ocasión nos desnudamos los dos en el baño y ambos de pie nos acaricianos totalmente, luego él se puso detrás mío mientras me acariciaba el culo colocándome la cánula de un enema que colgaba preparada, y abrió el grifo quedándose pegado a mis espaldas, acariciándome el pecho, las piernas y mi verga. Al sentir el agua y su verga frontándose sobre mi culo, sin dejar de recibir la enema ya que el tubo era largo, me agaché y al placer del agua en mi intestino agruegué el de chuparle su verga en forma sumisa hasta que su leche brotó y me la tragué toda.
Como no somos del mismo lugar lo veo en forma esporádica. El también es casado. Me calienta mucho pensar en los momentos que pasamos y mientras espero repetirlos aprovecho los momentos de soledad para someterme a los enemas que son mi máximo placer.
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