La humillación / Quinta parte (Final)
Mi vida seguía transcurriendo igual, con constantes humillaciones y vejaciones, siguieron las temporadas de caza y sufrí la violación de todos los hijoputas que me traía Paco, el tiempo pasaba muy deprisa, tanto que cuando quise darme cuenta mi hijo era casi un hombre con quince años, casi no lo conocí cuando lo vi entrar, se parecía mucho a su padre aunque tenia mis ojos, le quise dar un beso pero apartó su cara, no le culpo para él casi era una desconocida.
Viene a pasar las vacaciones conmigo. Berreó y sentenció Paco. Pero a mi de daba igual por fin iba a tener a mi hijo aunque fuese el verano, tenia ganas de llorar y saltar de alegría, pero preferí aguantarme.
Pero desgraciadamente, para mi hijo yo era una desconocida, no era culpa suya, sino del hijoputa de su padre, Paquito se iba transformando poco a poco, tanto, que a los quince días ya me daba ordenes tenía casi la misma voz que su padre cuando berreaba.
Hasta ahora Paco no me había tocado, supongo que por la presencia del chico, pero un día me voceó: ¡Mariiiiiiiiaaaa!, acudí corriendo, estaban sentados al lado de la chimenea.
Paco se volvió a nuestro hijo y muy serio le dijo: Muchacho, eres todo un hombre, ya va siendo hora que conozcas como es una mujer. ¡Trabajate al chico puta!. Abrí los ojos como platos, no dába crédito a lo que oía.
Pero Paco se trata de nuestro hijo, le supliqué.
Entonces oí la voz de ¡MI PROPIO HIJO!, diciendo ¡Cálla zorra y haz lo que te ordena mi padre!.
Paco le felicitaba orgulloso por su orden, pero a mi. . se me rompió el alma al oírle, mi propio hijo ...y su padre me obligaba a… sentí nauseas y una arcada seca me vino a la boca, me quedé clavada en el suelo incapaz de moverme, mi cuerpo se negaba.
¿Me has oído zorra?, volvió a berrear Paco.
Entonces mi hijo se levantó y vi la misma expresión de crueldad en sus ojos, la misma que tantas veces he visto en Paco. Me cogió de los pelos haciéndome daño y me obligó a arrodillarme ante él, con su otra mano se abrió la bragueta de golpe y se sacó la poya, restregándola contra mi boca, se la cogí y me la metí en la boca, por su tamaño comprendí que iba a ser tan grande como la de su padre, mientras se la mamaba mis ojos se llenaron de lagrimas y lloré en silencio mientras le miraba a los ojos, tenia la esperanza de que me reconociera, pero los tenía cerrados y por su boca abierta se le escurría la baba por el gusto que recibía.
Rendida y sin dignidad le trabajé la polla a mi propio hijo como a cualquier hombre a los que Paco me ofrecía. Su padre orgulloso le felicitaba y le animaba, cuando la tuvo tiesa me empujó contra el suelo con tanta fuerza que me golpeé la cabeza y casi me mareé, se me nubló la vista pero sentí como me habrían las piernas al máximo haciéndome daño en las ingles y me penetró el chocho salvajemente, como lo tenía seco grité de dolor y mis gritos le pusieron más frenético todavía y me pegaba unos poyazos muy fuertes.
Estuvo un buen rato y cuando se cansó me puso a cuatro patas, me abrió el culo con las manos y me la clavó, desgarrándome por dentro, me embestía con fiereza era más bruto que su padre.
Eso está muy bien chico, pero la próxima vez procura escupir antes en los agujeros y los restregas untándolos de saliva, por que si la ramera que te follas está seca te puedes lastimar el rabo de tanto trajinarla, decía riéndose.
Al poco me la sacó y me la metió en la boca inundándola de semen mientras se corría aullando, tenía menos aguante que el padre –pensé un poco aliviada cuando se retiró y se sentó.
Me iba a levantar pero Paco me puso la bota en la espalda y no me dejó. Ahora hijo fíjate bien, aprende como tiene que follar un hombre.
Me horroricé al oírle, me dio dos palmadas en las nalgas, dejando marcados sus dedazos, me escupió un salivazo en el culo y me lo untó metiéndome dos dedos, luego me clavó su duro cipote en el culo dolorido, embistiéndome como un salvaje, me follaba sin parar diciéndome guarrerías provocando la excitación en nuestro hijo. Paquito se puso frente a mí y me obligó a chuparle el nabo otra vez, me violaron entre los dos, me rompieron el vestido a tirones y mi hijo me manoseó los pechos, me hizo un daño horrible al pellizcarme los pezones.
Me violaron durante cuatro horas, se corrieron por todo mi cuerpo dejándolo pringoso, hasta me mearon encima, me dejaron tumbada en el suelo, hecha una ruina humana, mientras se iban a dormir oía sus carcajadas y sus chistes sobre la hazaña que habían cometido.
Quise llorar pero mis ojos se negaron, estaban secos, deseé morirme pero tampoco se cumplió el deseo, en mi cabeza se agolpaban los recuerdos de niña mezclados con el horror de mi vida junto a Paco. Noté como mi odio crecía y crecía y decidida me puse lo primero que encontré, y arrojé leña con resina al la chimenea, con fuerza. Los troncos saltaron y prendieron fuego la alfombra, poco a poco el salon se fue convirtiendo en un infierno y yo en medio, clavada al suelo.
Me ahogaba con el humo y tosí, abrí los ojos al máximo en busca de aire y me entró pánico, salí corriendo de la casa gritando ¡FUEGO!, ¡FUEGO!, ¡FUEGO!.
Se encendieron las luces en casa de Rosita y Rafael acudió corriendo.
Al ver el infierno en que se había convertido la casa, se asustó y se fue a la suya a llamar a los bomberos del pueblo, sabia a ciencia cierta que llegarían tarde y así fue.
Paco y su hijo murieron carbonizados en el incendio, lo declararon fortuito.
Cobré el seguro, por lo menos el cerdo de mi marido había echo algo bien, cuando tuve arreglado los papeles de viuda, hablé con el notario, quería vender la hacienda.
Lo entendió y se puso en contacto con unas personas que conocía, yo me busqué un abogado para que me arreglara los papeles, la vendí y me olvidé de todo, tenia muchísimo dinero y mi abogado lo administraba, era un despacho muy serio, me aseguré de ello.
Y un día por casualidad conocí al hombre con el que vivo y os escribe esto, han pasado seis años de todo aquello y todavía me despierto con pesadillas, oyendo los berridos de Paco, pero sólo son eso…
... PESADILLAS.
ahmed
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