La follada más caliente en un cine
Hola, me llamo Seline y voy a contar mi historia. Antes de empezar quiero decir que no tengo cuerpo de modelo, pero tampoco estoy mal; soy medianamente alta, tengo el cabello violeta oscuro teñido, aunque al natural es castaño claro. Mis ojos son de color azul claro y soy bastante clarita de piel, aunque en verano me pongo muy morena. De curvas ando más o menos bien; tengo una 95 de pecho, una 60 de cintura y una 85 de caderas. Tengo el cuerpo completamente depilado, incluido el pubis.
Un día fui con mi novio, Héctor, al cine. Mi novio es más alto que yo; tiene un torso fuerte, la espalda ancha y los brazos musculosos. Su cabello es negro muy oscuro y suele llevar barba de tres días, lo que le da un aspecto muy sexy. Llevaba unos vaqueros largos y unos boxers negros, y una camiseta de tirantes de color crema. Yo, en cambio, iba cubierta con un vestido muy corto y ceñido, de tirantes, de color azul marino, con un escote bastante grande, y unos zapatos de tacón de unos 15 cm. Además no llevaba sostén, por lo que cada vez que daba un paso o me movía un poco mis pechos se bamboleaban bastante. Debajo del vestido sólo llevaba una tanga minúscula, que era más que nada, un poco de hilo con un trozo de tela.
Bueno, en eso estábamos. Fuimos al cine y elegimos una película algo subidita de tono. En la sala casi no había gente, sólo unos cuantos hombres jóvenes. Mi novio y yo nos sentamos en una de las filas centrales, para poder ver bien la pantalla sin que nos doliese el cuello, y empezó la película.
Conforme pasaron los minutos me fui calentando. Los protagonistas de la película tenían cuerpos espectaculares y creo que hablo en nombre de toda la sala cuando digo que me los follaría si pudiese. El caso es que cuando llegamos a la mitad de la película no pude resistirlo y le metí la mano en el pantalón a mi novio, que se quedó un poco sorprendido pero no dijo nada. Al cabo de unos segundos pareció calentarse también y se las apañó para acariciarme los pechos por encima del vestido primero, y introduciendo los dedos por el escote y manoseándome los pezones después. Yo seguí calentándome más y más, así que bajé de mi asiento, me arrodillé frente a mi novio, le abrí la bragueta y dejé salir su enorme polla. Medía más de 20cm, así que sobresalía mucho por encima del pantalón. Nada más verla terminé de ponerme caliente y empecé a lamerla, chupándole la punta y haciendo que gimiera de gusto. Cuando terminé de hacerle la mamada se corrió en mi boca y sentí el sabor de su semen en el paladar. Me chupé los labios y después le di un beso a Héctor en los labios, metiéndole la lengua hasta la campanilla y poniéndome encima de él con las piernas abiertas, haciendo que su polla chocara con la telita que cubría mi coño.
No se nos había pasado el calentón a ninguno de los dos, y la chupada de polla la había visto toda la sala, porque sus gemidos y el sonido de mi lengua habían sido más fuertes que los ruidos de la película, ya que era una escena lenta y sólo sonaba una música tranquila de fondo. Noté que los hombres empezaban a mirarme con deseo y el calentón que tenía en el cuerpo aumentó al sentirme deseada. Así que antes de volver a sentarme en mi asiento, teniendo en cuenta que todos los presentes me miraban, me metí la mano por debajo del vestido y levanté un poco el hilo del tanga, haciendo que sonara fuertemente contra la piel de mi culo. Seguidamente, sin dejar que nadie perdiese detalle, me chupé el dedo que había estado en contacto con mi culo y lo relamí con gusto, gimiendo un par de veces de placer y poniendo cara de viciosa. Por último, me agarré los pechos con firmeza por encima del vestido y me los subí un poco como si quisiera recolocarme el sujetador, pero como no llevaba, mis melones volvieron a caer un poco.
A estas alturas todos estaban ya más calientes que yo y seguro que tenían ganas de follarme. Héctor me miraba, divertido, pero también tenía una expresión un tanto de deseo, como si le hubiese dejado con las ganas de algo.
Fue entonces cuando se me ocurrió algo. Me levanté de nuevo de mi butaca, fui con paso de modelo al centro del pasillo de los asientos, justo enfrente de la pantalla, apoyé el culo en el respaldo de una de las butacas, colocándome de perfil a los hombres, y comencé a manosearme un pecho por encima del vestido mientras con la otra mano me retiraba levemente el triangulito de tela y acariciaba mi depilado coño. Sé que en ese momento todos estaban alucinando, pero no hice caso; acaricié mi clítoris teniendo espasmos de placer, mientras me apretaba un pezón. Notaba como mis fluidos empezaban a resbalar por el tanga y caían por mis piernas, llegándome a los tacones y formando un pequeño charco pegajoso en el suelo.
Estaba muy concentrada masturbándome, así que no oí al hombre acercarse y cuando quise darme cuenta lo tenía justo al lado. Me empujó un poco por la espalda para moverme y yo le dejé hacer; me dio la vuelta colocándome de frente a la butaca en la que me había apoyado y me dijo que pusiese el culo en pompa. Le hice caso, obediente, pero seguí metiéndome los dedos mientras escuchaba cómo se desabrochaba el cinturón. Segundos después le oí suspirar y antes de poder protestar me metió la polla por el culo. Solté un gemido descomunal que debió oírse hasta en la sala de al lado, pero el tío no me hizo ni caso. Me agarró por la cintura y comenzó a metérmela y sacármela más fuerte mientras yo seguía tocándome el coño, sintiendo como los fluidos pegajosos resbalaban por mi húmedo coño, mojaban mi tanga y empapaban mis piernas. Gemía cada vez que se adentraba en el agujero de mi culo, me hacía un poco de daño pero sentía muchísimo placer. El tío que me enculaba debía de sentir más placer que yo, porque también gemía. Yo no dejaba de gemir.
Eché un vistazo al resto de hombres de la sala. Todos me miraban con sorpresa, pero la mayoría se habían sacado la polla del pantalón y estaban masturbándose. Alguno incluso masturbaba a otro, de hecho vi a mi novio comiéndole la polla a un tío alto y con un miembro enorme, más grande que la polla de Héctor.
Dejé que el tío me enculara a gusto y cuando se corrió dentro de mí, salió de mi agujero y escondió su polla en el pantalón. Entonces se me acercó otro tío, hizo que me arrodillara y me metió la polla en la boca, sin dejarme apenas respirar. Cuando me recuperé del susto inicial le agarré de las caderas y me metí la polla más dentro todavía, casi haciéndome vomitar, pero tragándola hasta la garganta. La polla de este tío era un poco más pequeña, pero aún así pude agarrar el tronco con una mano y chupar el resto de su polla. Lamí la punta, rodeándola con la lengua y succionando provocándole gemidos de placer.
-Sí, zorra, chúpame bien la polla, como tú sabes. Vamos, mueve tus tetas para mí.
Sabiendo lo que quería, me bajé los tirantes y el escote del vestido hasta dejar al descubierto mis grandes pechos. Entonces, sin dejar de comerle la punta, agarré su polla y me la metí entre mis dos tetas, frotándolas contra su polla llena de venas y masturbándole arriba y abajo, arriba y abajo. Él me agarró de la cabeza y me sujetó el pelo, que estaba ya un poco pegajoso y manchado de semen. Cuando llegaba al orgasmo dijo que quería correrse en mi cara, así que me saqué su polla de la boca y dejé que se corriese en mis labios, mi nariz y mis mejillas. Como echó mucho semen, resbaló por mi cuello y me manchó los pechos, que quedaron cubiertos de una leche pegajosa y muy dulce. Me lamí los labios y los pezones, y tras tragar todo la leche que pude observé como se me acercaban los dos últimos hombres que quedaban.
Parecían jóvenes e inexpertos, así que se acercaron a mí con un poco de miedo. Yo les sonreí y puse cara de puta mientras me lamía los labios, mirando descaradamente el gran bulto de carne que les asomaba a ambos por encima del pantalón. Les quité la ropa a los dos y me restregué contra ellos gimiendo, manchándolos de semen y haciendo que me besaran y chuparan por todas partes. Me tumbaron en el suelo y uno me comió el coño mientras el otro me chupaba los pezones. Mi novio se acercó y me metió el pene en la boca, así que yo le chupé la polla hasta que se corrió en mi boca de zorra. El chico que me comía el coño saboreaba mi leche pegajosa y me metió la lengua en el agujero. Grité y gemí de placer al sentir su suave lengua metiéndose más y más en mi coño.
-¡Aaaaaaaaaaaaaahhh! Sí, vamos, sigueee…… ahhhhhh chúpame, síi chúpame joder, cómeme el coño nene….. no pares, cóomeete mi coñoo…!
El tío se excitó por mis gritos y su polla se hizo más dura y más grande, así que le dije que parara al tío que me mordía los pezones y le dije que se pusiera boca arriba en el suelo. Como también tenía una gran erección, me coloqué de espaldas a él con las piernas abiertas y bajé hasta que su enorme polla me fue entrando en el culo. Gemí yo sola mientras me penetraba en el pequeño agujero y me tumbé sobre el cuerpo escultural del joven que me enculaba, poniéndole las manos en mis pechos para que los disfrutase. Con un gesto le indiqué al otro chico que se acercara, él no pidió más explicaciones, se puso de rodillas, me agarró de las caderas y me penetró en el coño con fuerza.
-¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh! Joderrrrrrrrr sigueeeeeee no paaaaaressss fóolllameeeeee foollameeeeeeee foolladme los doss ahhhhhhhhhhhh siiiiiiiii quieroo que me folleissssssssss hmmmmmmmmmmmmmmmm aaaaaaaahhhh mmmmmmmmmm
Ellos también gemían de placer, pero el placer que sentía yo no se comparaba a nada que hubiese sentido jamás. Me sentía sexy, pero sobre todo me sentía una zorra, una zorra por chupársela a su novio en el cine a la vista de todos, una zorra y una puta por masturbarme en medio del pasillo, una completa zorrona y putita por chupársela a tíos que no conozco y por dejar que me enculen… pero sentir dos pollas dentro de mí, una en el culo y una en el coño, era lo más guarro y sucio que había hecho nunca… y me encantaba.
-Síiiiii seguiddddddddd follandomeeeee conn vuestras grandes poollas… ¡Héctor! Héctor, ven, voy a comerte toda la polla hasta que no te quede nada!
Todos se excitaron con esa frase, y en menos de dos segundos tenía la polla de Héctor en mi boca. La lamí, aunque no estaba demasiado concentrada en la tarea debido a la polla que sentía en mi culo y la que salía y entraba sin cesar en mi coño, rozándome el clítoris y llevándome al paraíso. Realmente sentía que me moría.
Después de unos maravillosos minutos siendo follada por tres dioses, llegué al orgasmo y poco después vinieron ellos. Se me corrieron en el culo, en el coño y en la boca, pero los dos hombres de antes a los que les había masturbado y dejado que me encularan se corrieron encima de mi cuerpo, así que me quedé cubierta por la leche blanquita y pegajosa que manchó mi vestido y mi cabello.
Después de eso les lamí la polla bien a todos para asegurarme de que no se ensuciaran los boxers y los pantalones y luego ellos me lamieron a mí enterita, poniendo especial cuidado en el coño, en el culo y en la boca. Con mi vestido no se pudo hacer nada, así que cuando salí del cine tenía manchas blancas por toda la tela azul, que se notaban mucho. En la calle hubo una pareja que se me quedó mirando, una chica rubia muy tetona y un hombre un poco más mayor que ella con unos músculos enormes, pero la historia de cómo me los follé a esos la contaré otro día.
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