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Mostrando las entradas etiquetadas como relatos eroticos de hipnosis

Mi compañera Nuria

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  Mi nombre es Juan y soy un estudiante de química, trabajo en el departamento de Orgánica y elegí esta carrera porque me encanta el trabajo de laboratorio, me sirve de terapia para escaparme de las presiones que tenemos todo estudiante entre los trabajos, las practicas, los exámenes… ojalá pudiéramos clonar el tiempo. Pero me gusta relajarme en el laboratorio, diluir, extraer, filtrar, depurar y obtener un bonito cristal de color verde esmeralda a partir de una disolución negra y espesa. Lastima que a Nuria no le parezca tan relajante. Nuria, tan buena estudiante como guapa. Algo mas baja que yo, pelo rubio y unos ojos azul verdosos capaces de enamorar con una sola mirada. Me pasaba noches enteras soñando con sus voluptuosas curvas. Y en una de esas noches febriles me vino la inspiración. Me encontraba en el departamento, trabajando en una síntesis cuando sonó el teléfono del laboratorio. “Juan, soy Nuria” dijo su melosa voz al otro lado del hilo “Estoy cansada. ¿Te apetece un café?”

Mensajes subliminales / Quinta parte

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  Con aparente calma, casi como si practicara un estudiado strip-tease, María se desabrochó la camisa. Miró su reflejo en el espejo de su habitación y apenas se reconoció. A través del hueco de su camisa a medio abrir se vislumbraba una pequeña parte del sujetador. Apenas hacía diez años que aquella misma maniobra había sido capaz de producir una inmediata erección en su marido, cuando todavía eran novios. Diez años… Lentamente, sin dejar de mirar su propio cuerpo en el espejo, deslizó la camisa por sus hombros y la dejó caer al suelo. El sujetador que llevaba era blanco. Poco excitante pero muy cómodo. Conseguía elevar y mantener sus pechos a una altura envidiable. Pasó sus manos por la espalda y con un hábil movimiento de sus dedos, practicado miles de veces desde la primera vez que se puso sujetador a los trece años, lo desabrochó. Pero al contrario que otras veces no se lo quitó inmediatamente. Estudiando cada uno de los movimientos de sus ahora liberados senos, los observó mientra

Mensajes subliminales / Cuarta parte

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  Ya no era un fracasado. Después de pasar media vida teniendo que aguantar las críticas y las risitas crueles a sus espaldas, al final había conseguido todo lo que necesitaba y con lo que había estado soñado cada día de su hasta entonces aburrida vida. Gracias a su descubrimiento era el hombre mejor pagado de la universidad, y también el que menos horas pasaba allí trabajando. Gracias al dinero que le cedía amablemente el rector y a que la propia Universidad se encargaba de financiar completamente todos los gastos que podía tener, el problema financiero había desaparecido por completo, así como el estrés por el trabajo, al que acudía un par de veces por semana simplemente para no aburrirse en casa. En el terreno personal no podía pedir más: su esposa era virtualmente su esclava sexual, con un carácter indómito y salvaje en la cama y al mismo tiempo, una sumisión total en el resto de los aspectos de su vida. Y ella era completamente feliz sirviéndole a él, sin dudas, sin complejos, sin

Mensajes subliminales / Tercera parte

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  Sonia y sus amigas, todas de su misma edad, tenían la costumbre de reunirse los sábados por la tarde en casa de una de ellas para tomar un café y hablar de sus cosas. David nunca se encontraba con ellas, porque durante esas horas también solía trabajar. Pero desde que finalizó con éxito su experimento, ya no necesitaba pasar tantas horas en el laboratorio. Aquel sábado por la tarde se reunieron en su casa. David las dejó en el salón mientras pasaba el rato leyendo en el dormitorio. A media tarde sintió un poco de hambre, y se dirigió a la cocina para comer algo. Desde allí podía ver perfectamente a su mujer y a sus amigas. Se entretuvo un rato observándolas a todas. La que más gritaba al hablar era Marta, una impresionante morena de pelo rizado y cuerpo de pecado. Alta y esbelta, tenía los pechos grandes, más incluso que Sonia. Llevaba puesta una cortísima minifalda que se deslizaba hacia arriba cada vez que se movía. Y no dejaba de moverse todo el tiempo. Solía vestirse de forma esp

Mensajes subliminales / Segunda parte

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  Los siguientes días fueron los mejores en toda la vida de David. Las cintas subliminales se convirtieron en algo imprescindible. Poco a poco, comenzó la re-educación de su mujer. Primero fue la actitud ante su trabajo. Comenzó a verlo como un empleo maravilloso. Era lo que su marido siempre había querido, por tanto era lo mejor para él. No solo no volvió a criticarlo, sino que lo apoyaba ante cualquiera que se metiera con él. El siguiente paso fue la forma de vestir. Cuando llegaba a casa, Sonia seguía quitándose la ropa que vestía para trabajar, pero tan solo para sustituirla por excitante lencería, apenas tapada por elegantes quimonos y saltos de cama que había comprado por “su propia” voluntad. Se duchaba varias veces al día, para estar siempre limpia y a punto para su esposo. En cuestión de sexo, David convirtió a su mujer en toda una tigresa en la cama. Audaz, impulsiva, apasionada… no había juego erótico que le propusiera su marido que no quisiera probar. Pero no solo eso, sino

Mensajes subliminales / Primera parte

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  Siempre había sido un fracasado. Durante toda su vida había tenido que aguantar las risas de sus amigos, de su familia, de su propia esposa, echándole en cara el que solo fuera un ayudante de psicología en la universidad. Ni siquiera había podido llegar a ser profesor. Pero a él no le importaba lo que dijeran los demás. A él no le gustaba enseñar. Lo suyo era la investigación; meterse durante todo el día en el laboratorio, realizar pruebas con los voluntarios, preparar ensayos, y soñar con realizar algún día un descubrimiento fabuloso que le mereciera el reconocimiento de sus colegas. Pero eso, para todo el mundo, y sobre todo para su mujer, era ser un fracasado. No se lo echaba en cara a todas horas, pero no podía esconderlo en los momentos en los que discutían. Ella siempre había soñado con una vida un poco mejor. No es que vivieran realmente mal. Su sueldo en la universidad y el trabajo de ella como secretaria les bastaba a ambos para vivir holgadamente, aunque sin lujos. Pero tod

Premeditadamente

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  Liseth, deseaba poseer a Mary, habí­a planeado hacerlo de mucho antes y al fin se decidió a someterla de manera pací­fica. Eran las 7 de la noche, Liseth estaba en casa, sola, pensando en Mary, en hacerla suya, leía aquel libro viejo, sin forros, sin pasta, desgastado. Cogió el teléfono, marcó, contestó su amiga de siempre, le dijo que le tenía que mostrar algo ,que era parte de un experimento que quería compartir con ella. Mary aceptó, confirmando que llegaría en media hora. Liseth siempre había tenido inclinación hacia las chicas y era Mary a quien más deseaba. Preparó todo, un par de velas negras, un jaspe dorado engarzado a una cadena de oro brillante, tenues luces multicolores, una cena sencilla. Al llegar Mary la hizo pasar, hablaron un poco mientras comían; después de la cena fue al grano. -Quisiera que me ayudes en un experimento. -claro, sabes que cuentas conmigo. -Antes que nada, siéntate en el sofás y acomódate. Diciendo esto apagó las luces normales, encendió las multicol

Dominando a Mari / Segunda parte

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  Después de haber hipnotizado a Mari aquella tarde de Domingo, había planeado la manera de someterla completamente a mí tal como lo hice con mi hermana. Mi hermana se encargó de traérmela nuevamente un Jueves por la tarde, estuvimos conversando algo. Entramos al tema del estrés y esas cosas, aprovechando de eso, yo hablé de la Hipnoterapia y propuse hipnotizarlas a ambas a la vez, cosa que accedieron sin ningún inconveniente. Puse una música suave y monótona, les sugerí entrar en relajamiento de a pocos. -Relájense, desean estar relajadas, escuchen la música y mi voz, escuchen con profunda atención, dejen que mi voz se incruste en sus mentes déjense inundar completamente por mi voz que les llena de paz y de tranquilidad. Ellas solamnete asintieron con un gesto de aprobación. Luego empecé a hablar con mayos énfasis usando el singular en vez del plural para que surja mayor efecto en cada una, especialmente en Mari, pues a mi hermaa ya la tenía dominada y no era necesario mucho trabajo c

Dominando a Mari / Primera parte

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  Ya había logrado dominar completamente a mi hermana menor, no solamente me complacía sexualmente, sino que también hacía todo cuanto le pedía. Ya había pensado que ella me ayudaría en futuros planes, así que le encomendé la tarea de “reclutarme” nuevas inquilinas para mi satisfacción. Le encargué que, de preferencia, sean chicas que no hayan tenido experiencia sexual aun (se siente fenomenal desvirginar a una mujer). Me dio los datos de algunas de sus amigas, le dí instrucciones de que aproveche cualquier circunstancia para traerlas a mí sin dar a conocer mis planes. Luego de meditar un poco, le indiqué que le hable a Mari, una chica de 20 años, recatada y de figura regular que yo conocía de antes. Ella era un poco orgullosa y algo altanera, normalmente rechazaba a sus pretendientes o jugaba con ellos algún corto tiempo, eso me daba la seguridad de que su virginidad estaba intacta, lo que me hacía más interesante el proyecto. Me había gustado tanto despojarle la virginidad a mi herma

Lluvia relajante

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  “Bajas ya o te tenemos que esperar otro cuarto de hora” Dijo Óscar por el micro del portero automático. “Y eso que te hemos avisado con tiempo” “Venga Óscar, déjala y que baje cuando quiera” Le gritaban sus compañeros desde el coche. “Escucha Teresa, voy a llevarlos al restaurante, tienes 20 minutos para arreglarte y esperarme en el portal.” “De acuerdo, 20 minutos” Respondió la voz metálica. “Venga chicos, Vámonos, ya volveré a por ella.”- Informo Óscar a sus acompañantes. “Ten cuidado, amenaza lluvia”- Dijo Luis “¿Lluvia? Va a caer la que no esta en los escritos”- Dijo Claudia Comenzó a llover mientras volvía a por Teresa. Estaba en el portal bajo un paraguas y cara de cabreo que asustaba. “¿Qué te pasa? Se supone que el enfadado debería ser yo, que he tenido que volver del restaurante bajo este chaparrón.” “Habría bajado antes, pero me han cortado el agua cuando estaba en la ducha, se ha roto el secador y para colmo me encuentro con la sorpresa de que mi compañera de piso me ha qu