La mas puta de la empresa 12
Era un día normal en la oficina, pero Ricardo tenía un plan particular para sus secretarias. Maria y Elena se encontraban trabajando en sus respectivos despachos, cuando fueron llamadas por el empresario.
Ambas se dirigieron a su despacho con curiosidad y algo de nerviosismo. Ricardo las recibió con una sonrisa pícara y las invitó a sentarse frente a él.
- Chicas, quiero mostrarles algo que estoy seguro les encantará.
Ricardo sacó una caja de cartón y comenzó a sacar de ella una serie de juguetes sexuales. Maria y Elena se miraron con curiosidad, sin entender del todo la situación.
- ¿Qué es todo esto, jefe? - preguntó Maria con una sonrisa nerviosa.
- Queridas, hoy vamos a jugar un poco. Quiero que ambas se suban la falda y se bajen la bombacha hasta las rodillas. Quiero ver vuestras conchas bien depiladas y preparadas para la diversión.
Maria y Elena obedecieron, sintiendo un cosquilleo en sus intimidades. Ricardo se sentó frente a ellas y comenzó a examinar sus partes íntimas con detalle. Observaba cada pliegue y cada vello con atención, haciendo que las chicas se sintieran bastante nerviosas.
Luego, sacó un dedo y lo ensalivó con su lengua. Se acercó a Maria y le pidió que se abriese de piernas. Insertó su dedo en la intimidad de la joven, gozando de la sensación húmeda y cálida que le proporcionaba.
Luego, fue el turno de Elena. Ricardo se acercó a ella y comenzó a tocar su culo con sus manos. Observaba la curva perfecta de sus nalgas y la forma en que su ano se contraía con su tacto. Finalmente, introdujo su dedo ensalivado en el culo de la mujer madura, haciendo que ésta emitiera un gemido suave.
Maria observaba la escena con curiosidad y algo de excitación. Ricardo se acercó a ella y le susurró al oído:
- Ahora, mi querida Maria, quiero que te agaches y le chupes el culo a Elena. Quiero que dilates su ano con tu lengua y que la hagas gozar como nunca.
Maria obedeció, sintiendo una mezcla de timidez y excitación. Se agachó delante de Elena y began a lamer su agujero con cuidado. La lengua de Maria trabajaba con destreza, saboreando la intimidad de la mujer madura. Elena gemía suavemente, sintiendo un placer desconocido.
Ricardo se masturbaba mientras observaba la escena. Maria liaba y dilata el ano de Elena, haciendo que la mujer sintiera un cosquilleo en su interior. La joven secretary gozaba de la sensación de poder y excitación que le proporcionaba aquella situación.
Finalmente, Ricardo no pudo más y penetró analmente a Elena con fuerza. La mujer madura gritaba de placer, sintiendo la fuerza y la pasión del empresario. Maria continuaba lamiendo las bolas de Ricardo, saboreando su intimidad y gozando de la experiencia.
Ricardo eyaculó violentamente, los primeros chorros en el culo de Elena, e inmediatamente la saco y la metio en la boca de Maria, llenandola con su semen. La joven secretary lo tragaba con gusto, sintiendo una mezcla de placer y satisfacción.
Luego, Ricardo se levantó y las hizo volver al trabajo. Maria y Elena se miraron con una sonrisa satisfecha, sabiendo que habían complacido a su jefe de una forma única.
Volvieron a sus respectivos despachos, sintiendo el calor de sus coños y la satisfacción de haber cumplido con las órdenes de Ricardo.
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